5ª y ÚLTIMA ENTRADA: La edición, la salida.
El color en la edición
Bueno, pues ya tenemos nuestros raw dispuestos para ser revelados en nuestro programa favorito.
- Pues a mí me ha dicho un amigo que el raw es un rollo, que es mejor el jpeg
- Pues sigue tomando cañas con tu amigo, pero para cosas de la fotografía ¡cambia de amigo! el raw es el formato virgen del sensor, que tiene toda la información disponible para ti, como tú quieras. El jpeg es una interpretación estándar que hace tu cámara y que ya tiene muy pocas posibilidades de intervención.
Bueno, pues eso, que descargamos nuestro raw en el PC y lo revelamos. Aquí tendrás también la posibilidad de alterar la temperatura de color mediante un cursor o de forma automática. Cuando hayas ajustado todos los parámetros del revelado, los programas también de permiten pasarlo al espacio de color que quieras, debes elegir el mejor del que sea capaz tu cámara, pero esto ya lo sabes. Si tienes dudas escoge Adobe RGB que va bastante bien.
Además es muy conveniente que la reveles a una profundidad de color de 16 bits, que es un valor muy bueno para editar.
- Y eso de la profundidad de color ¿qué es lo que es?
- Pues es la cantidad de bits de información necesarios para representar el color de un pixel, y la suma de todos ellos nos dará el "peso" , el "tamaño informático" de nuestra foto (los megas que tiene)
Ya sabes que un bit tiene dos posibles valores: el 0 y el 1
si usamos uno sólo tendríamos 21= 2 colores, el blanco y el negro solos
si usamos 2 tendríamos 22 = 4 tonos
si usamos 4 tendríamos 24=16 tonos
y si usamos 8 tendríamos 28 =256 tonos
Eso para cada color (en edición se llaman canales), pero como hay tres colores, las combinaciones posibles serían 2 8x3 = 224
El color que podemos apreciar los humanos anda por ahí, por los 24 bits (8 por canal), o sea 224 = 16.777.216 colores distintos. Comprenderás que cuanta más información tengan tus fotos siempre será mejor. Y eso es así aunque, ni por asomo, nuestro monitor sea capaz de mostrarnos eso ni nuestras impresoras tampoco lo sean. Ni llegarán a serlo en mucho tiempo, pero nuestras fotos sí se acercan más a esa capacidad de información aunque no la podamos ver.
Como hemos visto los 8 bits de profundidad, por color, sería todo lo que podemos ver, pero para editar nuestras fotos es mejor escoger el doble: 16 bits, con el fin de mantener toda la calidad posible.
También, en los programas de edición, ya sabes que existe siempre la posibilidad de configurar el ajuste de color, y debes hacerlo de forma que, por defecto, tenga la que tú quieras. En el caso que estábamos sería: Espacio de trabajo: RGB: AdobeRGB (1998), lo guardas así y siempre que uses ese espacio no te dará la paliza con avisos sobre el color.
- Una cosa importante para Internet y para las copias estándar: ¿te acuerdas cuál era el espacio de color de internet y de los laboratorios?
- Sí me acuerdo: el sRGB
- Perfecto, pues entonces lo que has de hacer es "convertirla" al espacio sRGB y también a la profundidad de 8 bits, antes de llevártela al laboratorio o colgarla en la Red ¿Ok?
Al principio en PS te puedes hacer un lío entre “asignar color” y “convertir color”. Hay ocasiones que, al abrir una foto, el programa te dice que esa foto no tiene un espacio de color asignado y te pregunta que cuál quieres que utilice. Eso te puede pasar cuando escanees una copia o un negativo, o bien cuando realices montajes con otros programas, o utilices los raws directos. En estos casos pueden ocurrir dos cosas: o bien que no lo tenga asignado de verdad, en cuyo caso simplemente le dices que “asigne” tu espacio favorito, o bien puede ocurrir que lo tenga pero que PS no sepa cuál es (suele pasar cuando escaneas) aquí lo mejor es asignarle el de tu escáner si lo conoces y si no, pues ir probando varios espacios y dejar el que te resulte más natural y que luego puedes convertirlo al que tú utilizas normalmente.
La pantalla, la calibración del color
Bueno como ya sabemos bastantes cosas, vamos ver cómo ajustamos el color de nuestras fotos en la edición, en los programas.
Si en la cámara hemos hecho las cosas bien, también sabemos ya que nuestras fotos tendrán muy poco que retocar.
Como hemos visto antes, de nada nos vale ser muy precisos en los colores si tenemos un monitor desajustado en el que cada color va a su bola, así que lo primero que debemos hacer es calibrar nuestro monitor, para que los ajustes que hagamos en nuestras fotos se "adecúen" a los espacios de color estándar sean cuales sean, mejores o peores.
- Y eso ¿se hace con un monitor bueno, verdad?
- ¡Ojo! Jacometti, tener un monitor de calidad es bueno para sólo para verlo bien, la calidad de un monitor no influye en nuestras fotos en absoluto, ni lo más mínimo, tenlo bien en cuenta. además hay otra cosa importante que debes saber: el monitor "emite" luz a través de sus pequeñas celditas y te puede confundir mucho respecto a la resolución real de tus fotos y respecto a su color, por eso casi siempre nos sentimos decepcionados cuando imprimimos nuestras fotos. Para la resolución debes ver siempre la adecuada al tamaño: 300 ppp para impresiones en papel y 72 ppp para internet. Y para el color debes calibrarlo de vez en cuando, al menos una vez cada tres meses o menos.
Para calibrar el monitor, antes existían unos programitas muy sencillos como el adobe gamma, pero en sistemas operativos antiguos. Lo mejor es hacerlo con un calibrador de color que podemos compartir con otros colegas, pues una vez usado, no lo necesitaremos hasta pasado un tiempo. Su uso es muy sencillo y diferente para cada marca así que no lo detallaremos aquí, sólo decir que existen de muchos tipos, algunos no sólo calibran el monitor sino además la impresora, la cámara, los papeles y los proyectores. Los hay de todos las gamas y precios hasta los profesionales que pueden superar ampliamente el precio de varias estaciones de trabajo completas.
- ¿Y eso?
- Pues ya lo hablamos, el color se plasma, se divide en tonos, en millones de matices diferentes, y nuestra vista los distingue, pero a los aparatos electrónicos les resulta enormemente complicado hacerlo bien. Por eso los muy buenos son muy caros. Con las tarjetas gráficas pasa algo parecido, te puedes quedar helado de lo que pueden llegar a costar.
Vamos con un repasillo a la edición del color: una vez tenemos el monitor calibrado podemos ajustar el color de nuestras fotos de muy diversas formas:
Color/tono automático: es la más sencilla y la menos recomendable pues trata la imagen completa de golpe, los colores que queremos alterar y los que no. Si lo usas, una vez aplicado, escoge edición >transición y tendrás un cierto control del ajuste. También con el pincel de historia puedes corregir parcialmente algunas zonas hacia atrás.
Niveles/curvas: Por cada uno de sus canales RGB te mostrará un histograma que puedes ir ajustando según tu idea. Si no deseas que los colores se saturen y se alteren es conveniente hacerlo en modo “luminosidad”. Si lo haces por capas eliges simplemente este modo en la ventana y si lo haces directamente te vas a edición>transición>modo>luminosidad. También hay otros modos diferentes, pruébalos.
Corrección selectiva: Escoges entre la lista de colores disponible, un color a tratar y te lo ajustará un poco mejor en ese color concreto.
Selección de gama del color (con el cuentagotas): Para mí el mejor, la clave reside en seleccionar cuidadosamente el tono/color, y una vez seleccionado puedes intervenir en él de muchas formas incluso reemplazarlo con otro o mezclarlo. Acuérdate: puedes bajar un color o subir su contrario, que es lo mismo. Un pequeño consejo: imprime la roseta de los colores primarios y complementarios y tenla a mano, mejor si te la pegas debajo en el monitor. En poco tiempo te la sabrás de memoria.
Uses el método que uses, se debe trabajar como lo hacían los laborantes para hacer copias en color de negativos: muy poco a poco y en varias veces pues si te pasas puedes "picar" hacia otra dominante distinta, de otro color, y te puedes volver majara. La experiencia y la práctica te permitirán trabajar cada vez mejor y con más eficiencia.
Como sabes, nuestras intervenciones en edición degradan mucho la imagen, sobre todo si vamos acoplando varias veces, así que trabaja despacio, entendiendo lo que haces, siempre por capas, todas las necesarias, no importa que tengas 30 capas o más. La imagen no se degrada hasta que terminas del todo y acoplas. Las capas no degradan la imagen, todos sus ajustes sólo están programados para hacerse, y que mientras tanto lo veas, pero en realidad no se hacen hasta que acoplas y si acoplas una vez, sólo se degrada una vez ¡Ok?
La salida: las impresoras, la imprenta
Respecto a la impresora lo primero que habría que preguntarse es si nos hace falta, ¿para qué?
- Pues para imprimir nuestras fotos, ¡tío! ¡para qué va ser! ¡estás tonto!
- Jacomettí, ¿y para qué las quieres imprimir si sólo las tienes en el iphone, en el ipad? ¿si sólo las cuelgas en la web? ¿tú sabes la cantidad de árboles que nos ahorramos y el bien que puedes hacer a la sociedad, a la cultura? ¿cuántas fotos crees que puedes imprimir al mes?
- Pues quizás 2 ó 3 ¿?
- Eso como mucho... y para eso pues mira, mejor que te vayas a la tienda, no te va a compensar ni por asomo.
Bueno, te lo voy a contar un poco de pasada pero para que lo sepas, eso no cuesta ni ocupa sitio:
Si te decides por imprimir en papel, debes decidirte por una buena impresora. Las hay de varias tecnologías, como las láser para oficinas, de sublimación y otras, pero las más interesantes para los fotógrafos son las de chorro de tinta, y dentro de éstas hay dos clases: las de tintas solubles y las de tintas pigmentadas, y como todo, cada una con sus ventajas e inconvenientes. Las copias pigmentadas son un poco más profesionales y tienen una estabilidad y duración en el tiempo mayores.
Se puede trabajar sin calibración usando los perfiles de color que los fabricantes de los papeles facilitan en sus webs para cada tipo de papel y para cada modelo de impresora. Pero lo mejor es calibrarla igual que el monitor para que lo que veas en pantalla sea exactamente lo mismo que salga impreso. Eso es así porque cada aparato concreto -aún siendo del mismo modelo y marca- tiene pequeñas diferencias que en el color pueden notarse bastante. Los perfiles de impresión los tienes que hacer para cada tipo de papel que uses e incluso los muy perfeccionistas los hacen para cada caja de papel aun siendo el mismo. Para eso se necesita un modelo de calibrador que sea capaz de ajustar las dos cosas: pantallas e impresoras y no todos lo hacen.
Esto da para todo un tutorial, así que lo dejaremos aquí. Si tienes alguna duda, a tu disposición.
¿Las imprentas? pues te digo lo mismo pero multiplicado por 10.
Sus procesos no han cambiado mucho en estos últimos años salvo en un par de avances importantes: lo primero que hacían antes eran filmar los fotolitos, que consistían en 4 grandes transparencias tramadas en blanco y negro, cada una de ellas con cada color complementario más el negro (CMYK), de ahí luego se pasaban estos fotolitos a positivos sobre planchas de aluminio tramadas en superficie, que son las que imprimen a toda pastilla sujetas en grandes cilindros que reciben la tinta a mansalva (cada cilindro por cada color) y la transfieren al papel. Esos fotolitos ahora ya no se hacen, las imprentas tienen un sistema que se llama Computer To Plate (CTP) que transfiere directamente nuestros PDF a las planchas de impresión.
Otro avance importante son la distribución de puntos en las tramas. Antes se hacía alineando los puntos de los colores de modo que cada color tenía asignada una línea en un ángulo determinado, para que las gotitas no se emborronasen unas con otras. Ahora esto se hace por ordenador, de forma aleatoria, formando tramas que se llaman estocásticas. De esta forma la calidad visual ha mejorado mucho.
Si alguna vez te ves forzado a trabajar con las imprentas, te pedirán los archivos en el modo CMYK (la última letra K viene de blacK, negro) pues en la imprenta no es posible conseguir todos los tonos sin el negro, debido a las impurezas de las tintas que emplean.
También es conveniente dárselo en formato PDF profesional en alta, cerrado, para que no tengan la posibilidad de alterarlo, así como pedirles unas pruebas o asistir al comienzo del tiraje de pliegos. Si te lo conceden (estás en tu derecho) cuando vayas: pues oír, ver y callar hasta que te den las pruebas y sugerirles tus objecciones con cierta delicadeza, pues una buena copia impresa siempre es peor que una buena copia fotográfica. Hazte el ignorante y pregunta amablemente una y otra vez, en poco tiempo aprenderás sus jergas, en el fondo es bastante sencillo y mucho menos crítico que cualquier proceso fotográfico. Cuando sepas habrás conseguido lo mejor: que al menos "no te la den con queso"
Y hasta aquí, amigos, sé perfectamente que esto del color es un tema un poco árido y complejo, quizás para algunos no ha resultado todo lo fácil y sencillo que pretendía, pero os prometo que lo he intentado. Para otros se habrá quedado corto, lo siento pero no estaba pensado para ellos.
A los que habéis llegado hasta aquí y a los demás, muchísimas gracias por vuestra atención.
¡Hasta los próximos "diálogos con la cámara"! que por cierto, ¡quedan absolutamente abiertos a cualquiera que desee exponerlos! ¡en la fotografía hay temas de sobra y en la AFT, talento para aburrir!
¿alguno se anima?
Como espectador o como autor ¡Hasta otra!