Nunca me ha gustado explicar los “secretos” o la “cocina” de mis fotografías pero cuando uno encuentra una luz especial como la de ayer tarde y aplica una técnica fotográfica y/o de procesado un tanto novedosa,
teniendo en cuenta las que hoy imperan, creo que puede tener cierto interés hacerlo. Perdón por si resulta algo esquemática la explicación pero lo hago de tal forma en aras de una mejor y más fácil comprensión.
1) Mirar por el visor de la cámara y componer.
2) Si la cámara dispone de exposímetro es preciso activarlo. La mía en concreto se hace apretando el botón del obturador hasta la mitad de su recorrido, en todo caso hasta que algún dato indicativo en el visor pueda hacernos creer que lo ha hecho. Pueden ser números, agujas o flechas. Entendí que, quizá, mejor sería subexponer alrededor de medio paso, dos tercios, para no quemar las luces. Digamos que “quemar”, en el caso de las luces, puede ser algo así como ausencia de datos interpretables en el archivo informático. Vamos, que se ve blanco.
Cuidado porque, en caso de que la cámara tenga algún tipo de automatismo, es posible que la medición se borre si se quita el dedo del obturador, en cuyo caso habrá que repetir de nuevo la operación.
3) Pulsar el botón del obturador hasta el final del recorrido. Hay que sujetar la cámara con la suficiente firmeza para evitar la trepidación de la toma. Cuando tras la pulsación de dicho botón la cámara emita algún tipo de sonido quiere decir que hemos hecho la fotografía. Dicho sonido será más o menos intenso según el tipo de cámara que dispongamos. La intensidad del sonido es siempre superior en una cámara réflex que en una sin espejo de estas modernas, o no tanto. Perdón por la tormenta conceptual pero en un solo post no lo puedo explicar todo.
4) Llegados a este punto, y entendiendo que previamente hemos descargado la tarjeta en el disco de nuestro ordenador, viene la parte más difícil, el procesado.
4.1) Es necesario abrir el archivo en el programa de edición que tenemos por costumbre, normalmente casi todo el mundo usa alguno que dispone el “motor” Camera raw.
4.2) Como se supone que hemos subexpuesto entre medio paso y dos tercios, el raw adolece de que las sombras, las zonas oscuras, estén faltas de luz. Aquí viene entonces lo realmente complicado: Si usamos Camera raw es preciso crear un filtro radial más o menos coincidente con las zonas oscuras, en este caso con la Catedral, evitando llegar al cielo.
4.3) Ahora es preciso ajustar los deslizadores de los niveles de exposición y/o de las sombras hacia el lado derecho de tal forma que el resultado en pantalla, ojo que esté calibrada –lo explicaremos otro día-, más o menos se parezca a la imagen que a través del nervio óptico se guardó en nuestra memoria.
5) Ya está.
A modo de conclusión, y en cuanto a la valoración de las decisiones adoptadas en el flujo de trabajo, añadir que, si bien mi cámara dispone de un ajuste que se denomina “ahorquillado automático”, es decir, disparar tres/cinco/siete fotos en modo ráfaga con tantas distintas velocidades de obturación como número de disparos efectuados a fin de componer un HDR (High Dynamic Range o rango dinámico ampliado –no hace falta explicar esto porque seguro que entendéis este término-) he de revelar una cuestión de no poca importancia. Como quiera que mi cámara es electrónica y dispone de un sistema de alimentación por batería, temí que al intentar aplicar esta técnica sufriese una descarga eléctrica/exposición radiactiva provocada por la “fuerza” final de las luces resultantes, dada la paleta cromática que me estaba imaginando en la fotografía resultante. Preferí, por lo tanto, dejarla tal cual la vi. Se trata de una decisión difícil y complicada, lo reconozco, pero a veces la salud prima sobre el resultado final de la fotografía.
No es una técnica fácil, es cierto, pero espero que mi explicación no os haya resultado tediosa, que me haya expresado con la suficiente claridad y, que, finalmente, y es lo verdaderamente importante, os sea útil para el futuro.
Dedicado a Eduardo Salas. Espero que le saques provecho a la explicación, querido amigo. Sabes que me gusta compartir experiencias contigo…