En la madrugada de ayer, a la edad de 103 años, ha muerto el fotógrafo taurino Francisco Cano Lorenza, más conocido como
Canito.
Ejerció de freelance durante más de 70 años, se inició en la fotografía en la España de la posguerra, con encargos de grandes maestros como Domingo Ortega, Pepe Luis Vázquez o Luis Miguel Dominguín, a quien acompañaba la tarde del 28 de agosto de 1947 en Linares (Jaén), en la que un Miura de nombre Islero corneó fatalmente a Manuel Rodríguez, Manolete. La muerte de Manolete, a quien Canito solía decir que lloró más que a su padre, fue sin duda alguna el mayor éxito profesional de su carrera, en gran medida por ser el único fotógrafo que pudo tomar imágenes de la cogida y del cadáver del matador cordobés amortajado.
Cumplido el siglo de vida aún se le podía ver en el callejón de las plazas de toros, con sus cámara de fotos (tardó pero este fotógrafo del blanco y negro de la postguerra también cambio los píxeles por la plata) y con su gorra blanca.
Ahora en el ruedo imaginario del más allá toreros como Lagartijo, Guerrita, Joselito, Pepe Hillo y hasta el mismo Cuchares harán cola para ser retratados por
Canito.
Hoy estoy doblemente de luto, como aficionado a los toros y a las fotos.
D. E. P.
Canito