AÚN CON LUMBALGIA Y LA CANCIÓN DEL APARCAMIENTO TARAREÁNDOSE UN MI INTERIOR, MIS IMÁGENES SIGUEN TENIENDO FUERZA, AUNQUE VALGAN MENOS QUE MIL PALABRAS.
Yo he visto cosas que vosotros no creeríais:
Camellos cargados de bolsas de plástico negras
en el desierto de Wadi Rum en Jordania,
tras impartir una charla de voluntariado ambiental.
La sonrisa nerviosa de un cirujano dominicano
al vernos llegar con una pinta de sangre
(pagada con sangre de compañeros)
para salvar la vida de una joven cooperante
atropellada por una guagua en el malecón
He visto a un niño de Ousouie
jugar al fútbol en Senegal
con una pierna ortopédica
fruto de un proyecto de cooperación alcarreño.
Y recuperar la esperanza de poder estudiar
(de una pequeña amazona)
después que un Quijote soñara
con un programa de infancia
contra el trabajo infantil.
He visto un luttier
construir guitarras hermosas
en los cerro de Lima
tras conseguir un microcrédito
gracias a la generosidad del
Señor Sol (SOLMAN)
He visto cuajarse una revolución en Túnez,
resultado también del trabajo de incidencia política
de ONGD manchegas.
He visto a personas mayores
encontrar un sentido a sus vidas
tras escuchar al maestro Munera
hablarles de que el voluntariado existe.
He visto ahogarse de emoción a estatuas de piedra
ante las palabras de agradecimiento de una persona invidente
al recibir una mención honorífica.
He visto el brillo en los más de dos mil jóvenes
que han creído que otro mundo era posible
tras participar en Jóvenes Cooperantes.
He visto a un equipo humano
que durante cientos de fines de semana
han entregado su tiempo
para que la solidaridad
se desparrame por la que ha sido
una región de vanguardia en la justicia social.
Y todos esos momentos se perderán en el tiempo
como lágrimas en la lluvia.
Es hora de extinguir
la Fundación Castellano-
Manchega de Cooperación.