"Le queda bien el encuadre a pesar de ser lo contrario a lo que he aprendido de dejar aire hacia donde mira el sujeto."
El comentario no es mío, sino de un amigo que opinó sobre esta imagen. No es el
contenido inmediato del texto lo que me anima a publicarlo, y junto a la imagen. Personalmente, no me mueve el ego en la exhibición de un trabajo -entendido
el ego despectivamente-. Lo que de halago pueda haber en el comentario, lo tomo como amable y me hace sonreír,
agradecido; pero ni éste ni ningún otro comentario me hace sentir
pagado de mi mismo.
Lo que me gusta de la frase y me anima a publicar junto a esta imagen, es la segunda prédica:
"...a pesar de ser lo contrario a lo que he aprendido...".
Lo aprendido
nunca debería pesar... Al no ser que interpretemos los conocimientos y su adquisición como lastres, en lugar de como alas. Encuentro, pues, a demasiadas personas preocupadas por la aplicación a
rrajatablada de
las reglas; tanto que ni ven ni sienten más allá de lo que leyeron y experimentaron sobre y con la experiencia ajena de fotógrafos que plasmaron sus
postulados en
super ventas de teoría fotográfica.
Me hace gracia, -y digo esto con ánimo de defensa, y no de ofensa- leer opiniones recurrentes, cacareadas, más que meditadas, sobre
cómo debería encuadrarse, recortarse, medirse, saturarse... una imagen:
"Que mira que se te ha caído de aquí" "Tienes que levantarla de allá" "Que sepas que irás al infierno de los monocromos", "Que me la pongas en horizontal..."
¡Coño...! ¡Pero si más que opiniones sobre fotografía parecen
psicofonías grabadas en una peluquería! Y ustedes disculpen el taco, en lugar de psicofonías quizás debería haber escrito
sicofonías.
No sé si
éste comportamiento seguidista, a veces
religioso, y repetidamente
ultra/reglista -
Riéte tú de la de San Benito- es una herencia de nuestra t
radición judeocristiana; ese cilicio que casi todo ibero sufrimos intestino y que nos hace desear colocárselo al prójimo
-como a ti mismo...-.
Por mi parte, sugiero
en un susurro
que por un día se aflojen ustedes el corsé y se arrodillen; no para martillear con letanías, y sí para disfrutar, aunque sólo sea una vez, de unas experiencias con vistas a Cuenca.
PD:
Disculpen y no me tengan muy en Cuenca. Es viernes.