© Erica Simone
A estas alturas nadie se rasgará las vestiduras si damos por hecho que la ecuación aquella sobre las tetas y las carretas es perfectamente aplicable al mundo de la fotografía. De hecho, algo me hace suponer que este post facilón -pese a haber escogido la más discreta de las fotos- tendrá más éxito que cualquier sesuda reflexión sobre la filosofía metafísica de los fotodiodos. Y no me extraña.
La provocación siempre vende. Y si se añade a la receta una buena ración de carne, mucho mejor. Así que la serie Nue York de Erica Simone tiene todas las papeletas para ser un auténtico éxito: la fotógrafa se ha autorretratado desnuda en Nueva York reproduciendo algunas de las escenas más comunes de la Gran Manzana.
De hecho, tras descubrirlo hace unos días en el capítulo de “Buscamundos” -programa de La 2 sobre viajes, a lo “Callejeros Viajeros” pero sin yonquis y hecho por periodista de verdad- dedicado a Nueva York, rápidamente fuimos a buscar más información sobre esas simpáticas instantáneas de Simone luciendo palmito in the City.
Se ve que la historia es ya bastante vieja. En este vídeo de la NBC, por ejemplo, la autora explicaba hace meses como se organizó para poder realizar todos estos retratos sin acabar entre rejas por escándalo público. Y es que ya se sabe que por aquellas tierras lo de ir enseñando teta no está demasiado bien visto.
Hay que reonocer que además de echarle un par al asunto, la cosa tiene su gracia. Al menos si -como bien comentaban en el Buscamundos- pasamos por alto lo poco divertido que resulta retratarse en plan mendiga en pelotas. O será que somos unos aburridos y no entendemos el arte, claro.
Porque, como suele ocurrir, ese acaba siendo el problema: el discurso artístico-conceptual con el que la fotógrafa pretende vestir lo que como una simple gamberrada posiblemente todos digeriríamos con bastante mejor humor.
Que si una reflexión de la desnudez humana ante la sociedad, que si la inherencia entre la sexualidad y los cuerpos desnudos, que si la ropa como forma de definir roles y posiciones sociales… Vamos, el mismo rollo pretencioso y grandilocuente de siempre.
Definitivamente la teoría de las carretas nos convence mucho más.
Sacado de
aquí