Según la leyenda el Conde Don Julián envió a su hija Florinda a la Corte de Toledo para que hiciera carrera palaciega.
Florinda, muy bella, enseguida fue objeto de deseo del Rey Rodrigo. Sin embargo, ella no le correspondía.
Así, una noche de verano, Florinda estaba bañándose en esta zona del Tajo y el rey la tomó por la fuerza. Florinda se lo dijo en secreto a su padre que se sintió enormemente agraviado y ofendido y juró venganza cuando la ocasión se presentara.
Narra la leyenda que poco después, el rey Rodrigo pidió a Don Julián le enviase unos halcones y gavilanes para usarlos en cetrería.
Don Julián dijo al rey que le enviaría unos ejemplares que jamás antes habían sido vistos.
El conde había pactado con los hijos del anterior rey Witiza y con el obispo Oppas ayudarles a recuperar el trono con ayuda de tropas musulmanas del norte de África. De este modo los árabes invadieron la Península tras la batalla de Guadalete, traicionaron a los hijos de Witiza, a Don Julián y a Oppas y se produjo la caída del reino visigodo con su último rey, Rodrigo, a la cabeza.
Fuente: Toledo Olvidado.