El asunto de corregir las verticales tiene su miga, tanto si se hace con cámaras de gran formato, como si se consigue con objetivos descentrables o mediante edición, que es este caso.
Cuando observamos estos escenarios con elementos cercanos tan altos, nuestro cerebro, que es el que realmente ve, tiende a enderezar los edificios pero esto lo hace en cierta medida, nunca totalmente a la vertical. Esto es algo que está científicamente comprobado junto a otros curiosos efectos como la formación de los colores o el de invertir la imagen de la retina de arriba abajo y de derecha a izquierda de forma instantánea. Por tanto, cuando enderezamos la imagen totalmente a la vertical, obtenida desde abajo, apreciamos los edificios “cabezones” o anormalmente estirados pues ni los objetivos ni el ordenador es capaz de inventarse la imagen real que obtendríamos disparando desde la perpendicular al centro de la fachada, así pues lo que hace es que simplemente la “estira” desde las esquinas superior derecha e izquierda.
En consecuencia, lo acertado es quedarse siempre algo por debajo de la vertical, y cuanto más cerca estemos o más alto sea el edificio, más debemos de separarnos de esa “vertical rabiosa a la cuadrícula”. Además existe otro motivo importante y es que si lo hacemos en edición, al deformarla en trapecio no perdemos tanta imagen por abajo, algo que con objetivos descentrables o cámaras de gran formato no pasa, obviamente.
Bonita e impresionante imagen, amigo Javier. Seguramente una corrección más moderada te va a gustar más.