Este pequeño tuvo la osadia de salir de sus ramas para posarse a medio metro de nosotros en el suelo. Durante 20 minutos estuvimos observándonos mutuamente.
Curiosamente a mí también me pasó hace tiempo algo parecido con un petirrojo y hasta me echó unos cantos y todo. Son un amor.
La foto está chulísima. La única pega es que le veo un pelín de dominante magenta.