Totalmente de acuerdo. Ya se está empezando a conseguir copias impresas en color con durabilidad y permanencia similares a los procesos químicos en blanco y negro, que han demostrado solidez suficiente durante más de 150 años.
Las exposiciones, como la actual de la AFT en San Clemente, nos vuelve a encontrarnos con nuestras obras de verdad, las que permanecen, las que se tocan, se huelen y se acaricia su textura, las que no se enchufan, las que no hay que calibrar, las que no se apagan y las que no engañan, porque las pantallas de los monitores con sus lucecitas brillan en falso, confunden nuestra vista, vista que tenemos que forzar para aislar esa pequeña ventana del móvil, que apenas se diferencia de nuestras manos y de todos los objetos que la rodean, y que se mantienen sólo durante un pequeño y efímero instante, nunca permanecen para ser observadas en detalle, para analizarlas, para disfrutarlas.
Te gradezco enormemente esta reflexión, amigo Dani, y aunque creo que es una batalla perdida en estos tiempos tan superficiales y fugaces, esta asociación debería defender y promocionar siempre la copia fotográfica procesada por cualquier medio.