En la plaza del Obradoiro, en la parte izquierda de la fachada de la Catedral, está el Arco de Xelmirez, que conecta la plaza del Obradoiro con la puerta de las Platerias.
En ese Arco, que tiene una acústica increíble y que está protegido de la lluvia, siempre hay algún músico callejero.
Los músicos piden su turno y se inscriben en un papel que hay en una grieta de la pared.
Es un orden que todos respetan y que nadie discute.