Las calles de Florencia durante el día, se asemejaban a las calles de San Fermín: abarrotadas de turistas, colapsadas por completo. Era imposible conseguir una toma de ninguno de sus tesoros arquitectónicos sin que hubiera una muchedumbre a su alrededor. Por ello, no me quedó otra que pasearme por sus calles, de madrugada con la cámara al cuello y sin trípode, con lo cual tuve buscar exposiciones largas apoyándola en el suelo o en mobiliario urbano, para no tirar de ISOs disparatadas.
Espero que os guste.