Me gustaria abrir debate sobre un tema que está en la mesa de todos, pero no todos nos lo comemos, ya que hay que dedicarle tiempo a nuestro equipo para sacarle el mayor rendimiento posible, serán varias entradas para dialogar, debatir, ampliar entre unos y otros.
Hablamos de ajustes y microajustes del equipo
Cuando adquirimos un equipo nuevo, pensamos que es la leche, y más leche contra mayor es el desembolso que hagamos, todo va en proporción, nos devuelve unas fotos perfectas, una nitidez tremenda con ese objetivo de pata negra que vale un dineral (aunque no lo sea, por la pasta que me ha costado, lo es), estamos al día con el resto de la población fotográfica, pensamos que vamos a sacar mejores fotos que antes o incluso pensamos que es una inversión y hay que sacarle rendimiento.
Las cámaras y objetivos de hoy en día (de antes también) son herramientas de alta precisión, con una tecnología que se acerca a la NASA, microchips y placas que funcionan a la perfección y al unísono, una verdadera maravilla que tenemos en las manos, y en ocasiones no apreciamos.
Estos aparatos vienen configurados de fábrica para que funcionen bien, y la realidad es que son ajustes generales del fabricante, un cuerpo de Canon, Nikon, Sony, etc. funciona bien con un objetivo de la propia marca, pero también trabajan muy bien con marcas de otros fabricantes como Sigma, Tamron, etc, pero recordemos que son ajustes generales, cualquier objetivo de Sigma vale para cualquier cuerpo de cámara siempre y cuando tenga la montura adecuada.
A día de hoy, podemos adquirir un cuerpo de cámara y podemos actualizar el software a través de la página oficial del fabricante. Es más, nos podemos encontrar una actualización para la cámara y otra para los objetivos cuyo software va para el cuerpo, y por otro lado, podemos actualizar el software del objetivo (tamron y Sigma ya lo tiene para su serie de objetivos profesionales, dígase serie Art y Sp respectivamente).
Con el equipo actualizado y al día, todo debería de funcionar bien, o muy bien, queda el resto que no es poco: el ordenador, que si tengo que cambiarlo por uno superior o ampliar el dispositivo, poco falta, cada dos por tres nos encontramos una actualización de software, y eso consume recursos, vemos que siempre vamos a más aunque no quieras.
Esto de usar cada vez menos las aplicaciones informáticas me ha llevado a pensar en otros caminos más fáciles en la edición, y es que se pierde mucho tiempo en editar, las grandes fotos no necesitan edición, quizá un poco en color, contraste, luz y esas cosillas. Por otro lado hay que reconocer que hay grandes fotos muy editas y son la leche, entramos en el dichoso debate de edición sí o no, cada uno que haga la foto como más le guste, la cámara, los objetivos, el ordenador, son sólo la herramienta que necesita para visualizar lo que cada uno tiene en su cabeza.
Para sacar el color correcto de la escena, tanto de estudio como de calle, hoy en día con esto del digital, disponemos de varios caminos, uno es usar un colorímetro.
Según dice Wikipedia: Un colorímetro es cualquier herramienta que identifica el color y el matiz para una medida más objetiva del color.
El colorímetro también es un instrumento que permite medir la absorbancia de una disolución en una frecuencia de luz específica. La frecuencia es determinada por el operario del colorímetro. Por eso hace posible descubrir la concentración de un soluto conocido que sea proporcional a la absorción.
Diferentes sustancias químicas absorben diferentes frecuencias de luz. Los colorímetros se basan en el principio de que la absorbancia de una sustancia es proporcional a su concentración (Ley de Beer-Lambert), y por eso las sustancias más concentradas muestran una lectura más elevada de absorbancia. Se usa un filtro en el colorímetro para elegir el color de luz que más absorberá el soluto, para maximizar la precisión de la lectura. Note que el color de luz absorbida es el opuesto del color de la muestra, por lo tanto un filtro azul sería apropiado para una sustancia naranja.
Y desde aquí, podemos hablar y hablar de la luz, los filtros que usamos, y por qué y cuando los usamos, los colores primarios, complementarios y neutros.
Colorímetro también es aquel que usamos para medir y calibrar los colores del monitor, impresora.
Antes del disparo podemos usar una carta de color, bien sea para reproducir un cuadro, un lienzo, o bien para estudio en retrato, bodegón, etc.
Algunas marcas como Canon, no en todos los modelos, permiten ajustar los colores en la propia cámara, es más, creo que son las mejores para hacer retrato.
Todas las cámaras permiten realizar pequeños ajustes para adecuarlo a nuestra forma de trabajar, por ejemplo podemos cambiar el color de RGB a sRGB, podemos realizar en cámaras más profesionales, los ajustes de nitidez a cada uno de los objetivos que utilizamos, parámetros de entre -20 hasta +20 (Nikon lo permite en todos los objetivos del mercado).
Lo dejo aquí porque me puedo enrollar mucho, siguiente parte en unos días: como sacar todo el rendimiento a nuestro objetivo: Nitidez absoluta.
Si a la primera no lo haces bien, el paracaidismo no es lo tuyo.